jueves, 17 de junio de 2010

En la mesa del viejo bar después del ultimo trago, creí ver el brillo de tus ojos, pero solo era el verde fondo de la botella.
Aturdido camine hasta el parque , sentado en una banca el sol entibiaba mi ser y el dulce aroma de un naranjo a mi boca recuerdo de besos robados.
Baje las escalera, la emoción de verte otra vez oprimía mi pecho,
al borde del anden descubrí que tu no llegarías era yo que volvía  la soledad de mi hogar con el sabor amargo de lo nunca ganado.
La fría noche me abordo, me duermo con el calor de tu único recuerdo y la ilusión de poder verte otra vez.

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